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Studies in Biblical Sciences since 1987. Diplomat in Biblical Sciences and Religion Philosophy by UNAM (2008). Student in the Bachelor of Religious Sciences by La Salle University, México (2011-2016).

lunes, 5 de octubre de 2015

La Crítica Textual, y el episodio del sudor en sangre
5 de octubre de 2015

Bart Ehrman es Profesor distinguido de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. En esa universidad ha servido como Director de Estudios de Posgrado y Presidente del Departamento de Estudios Religiosos. Fue alumno de Bruce Metzger, uno de los más reconocidos estudiosos del texto del Nuevo Testamento, y participante del grupo editorial que conformó el texto griego editado por la Sociedad Biblica de EU y el de la Sociedades Bíblicas Unidas. 

Uno de los libros más famosos de Ehrman, Misquoting Jesus (en español, “Jesús no dijo eso”), expone y trata de explicar las miles de diferencias que existen entre las copias más antiguas del Nuevo Testamento. Escribe continuamente en el blog: http://ehrmanblog.org, del cual presentamos, en traducción propia, la siguiente anécdota de cuando era estudiante (las citas son de la Biblia de Jerusalén, editorial 2009). El texto original en inglés se encuentra en: http://ehrmanblog.org/when-i-first-realized-the-importance-of-textual-criticism-the-bloody-sweat/

El momento en que me di cuenta de la importancia de la Crítica Textual: el episodio del Sudor de Sangre
Por Barth Ehrman (20 de agosto de 2015)

Creo que entendí la importancia precisa de la Crítica Textual en el primer semestre de mi programa de Doctorado, durante un Seminario que no tenía casi nada que ver con el estudio de los manuscritos griegos del Nuevo Testamento. Fue un curso de "exégesis" (es decir, la interpretación) de los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas, estudiados, por supuesto, en griego). Mi comprensión de la Crítica Textual ni siquiera estaba conectada a mi propia investigación. Tenía que ver con lo que un amigo y colega mío habían descubierto.

Para ese Seminario tuvimos que hacer una presentación en clase de nuestro estudio sobre un pasaje de los sinópticos. Mi compañero de primer año, Marcos Plunkett (que más tarde pasó a enseñar en la Universidad del Norte de Ohio, antes de decidirse por desechar lo académico y convertirse en un ginecólogo, ¡de verdad!) dedicó su trabajo a la oración que Jesús recita antes de su detención, tal como se encuentra en el Evangelio de Lucas.

Como muchos lectores de este blog saben, Lucas tuvo como una de sus fuentes para su relato de la vida y muerte de Jesús el Evangelio de Marcos. Es muy interesante y muy esclarecedor (entonces lo supe y desde entonces he insistido en ello), comparar el Evangelio de Lucas con el de Marcos, con el fin de apreciar como éste editó su fuente en una historia que tomó de él. Esto se llama "crítica de la redacción", el estudio de cómo un redactor (= editor) cambió el texto que estaba copiando para producir su propia versión.

En la versión de Marcos de la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní (14.32-42), después de su Última Cena y antes de la traición de Judas, se nos dice que Jesús “comenzó a sentir pavor y angustia”. Por extraño que parezca, a pesar de que obtiene su historia de Marcos, Lucas no incluye ese comentario. En Marcos, Jesús dice a sus tres discípulos (Pedro, Santiago y Juan), que está "triste hasta el punto de morir", otro comentario que Lucas omite. Entonces Jesús “caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora”. En Lucas simplemente se arrodilla. En Marcos, Jesús pide tres veces que Dios "aparta de mí esta copa" (es decir, que no le haga seguir adelante con su Pasión). En Lucas Jesús ora solamente una vez, y inicia la oración con la frase "Padre, si quieres..."

Parecería que Lucas está cambiando la historia de Marcos para restar importancia, o incluso eliminar, la idea de que Jesús estaba molesto, angustiado, afligido, y con ganas de evitar tener que ser crucificado.

Mi colega, Mark Plunkett, señaló todo esto. Y argumentó otra cosa: cuando Lucas reelaboró la historia de Marcos, lo hizo mediante la creación de una estructura literaria que se encuentra ausente en Marcos, pero que a la vez es central para entender el énfasis de Lucas. La estructura es conocida por el nombre técnico de "quiasmo". Un quiasmo (llamada así por la letra griega "chi", que se parece a un X inglesa), es una estructura en la que un pasaje tiene una serie de declaraciones en dos partes, de la siguiente manera: la primera declaración de la primera parte es similar en sustancia a la última declaración de la segunda parte; la segunda declaración de la primera parte es similar en sustancia al penúltimo de la segunda parte, y así sucesivamente. Por lo general, se esquematiza de la siguiente manera (en caso de que el pasaje tenga siete declaraciones):

A (parte 1)
                B (parte 1)
                                C (parte 1)
                                                D (parte 1 y 2)
                                C (parte 2)
                B (parte 2)
A (parte 2)

El punto de la estructura es que el foco de la atención de los lectores caiga de forma natural en el elemento central (en este ejemplo con 7 declaraciones, sería la declaración que se encuentra en D). En el caso de este pasaje de Lucas, funciona así

A Jesús dice a los discípulos que oren para que no caigan en la tentación
                B Abandona a los discípulos
                                                    C Cae de rodillas
                                                                           D Jesús ora: Padre, si es tu voluntad....
                                                    C Se levanta de sus rodillas
                B Regresa a los discípulos
A Jesús nuevamente les dice que oren para que no caigan en la tentación

El enfoque del pasaje queda manifestado por dos elementos de la estructura. En primer lugar, comienza y termina con el mandato (A primera y segunda parte) a los discípulos a orar para evitar la tentación. En segundo lugar, se centra en la oración de Jesús. Es de tener en cuenta cómo funciona esta perspectiva en el contexto de todo el pasaje más largo. Los discípulos no oran; en su lugar, se quedan dormidos. Jesús sí lo hace. Inmediatamente después, las tropas vienen a arrestar a Jesús. Los discípulos, quienes no habían hecho oración, en efecto "caen en tentación". Huyen de la escena. Jesús, quien había hecho oración, no cae en tentación; tranquilamente se somete a la voluntad de su Padre.

El pasaje de Marcos –aquel en el que se basa Lucas–, se preocupa por demostrar la angustia de Jesús antes de su detención. El relato de Lucas, por el contrario, se interesa en demostrar que la oración puede liberar a uno de la tentación. Es la misma historia básica; el énfasis, muy diferente.

Mi amigo Mark Plunkett terminó su presentación a la clase y cuando la discusión derivó a otras cosas, le pase una nota. Su descubrimiento de esta estructura de quiasmo fue importante por otra razón. Podría ser la solución a un problema textual (del que Plunkett no era consciente).

En algunos antiguos manuscritos del Evangelio de Lucas –de hecho, muchos de ellos– el pasaje de la oración de Jesús tiene dos versículos agregados justo en el quiasmo. Estos son los famosos versículos en donde se nos dice que Jesús entró en gran agonía y comenzó a sudar gotas como de sangre, en medio de una angustia tan grande que un ángel tuvo que bajar del cielo para proporcionarle apoyo. Este es el pasaje del que surge el dicho "sudar sangre". Es el único pasaje que narra éste vívido detalle de la vida de Jesús; no se encuentra en ninguno de los otros Evangelios. Y no se encuentra en muchos antiguos manuscritos de Lucas.

El Papiro 75 (P 75) data del siglo III, y es el testimonio más antiguo que se tiene hasta ahora del pasaje de Jesús en el Getsemaní. Después de la frase de Jesús, "Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya", continúa con "Levantándose de la oración, vino donde los discípulos...", sin mencionar el relato del sudor de sangre.

En mi nota, le dije a Plunkett que si estaba en lo cierto sobre la estructura del pasaje, eso demostraría con casi seguridad que el pasaje sobre el sudor de sangre de Jesús, que se encontraba solamente en algunos manuscritos de Lucas, pero no en otros, no era original.

¿Y por qué es importante? Por muchas razones. Pero he aquí una. Si ese pasaje no es original de Lucas, entonces en el Evangelio de Lucas –no sólo en este pasaje, sino en todo el Evangelio– Jesús  nunca siente ningún dolor por ir a su muerte. Él experimenta una pasión “desapasionada”. Este problema afecta a toda la imagen de Jesús en el Evangelio. Son tan sólo dos versículos en disputa. Así que es muy importante.